A veces, hechos concretos que nos suceden nos parecen realmente especiales, pero más aún si lo vemos en una película... Y a la vez ese hecho es la base de otra película... Me encantan esas cosas de la vida.
Andamos por Granada, entramos a una librería y me regalas "Ejercicios de estilo" de Raymond Queneau; esa misma tarde Alvy Singer le compra a Annie Hall dos libros sobre la muerte.
Leemos entre risas ejercicios de estilo como estos:
Sueño
"Me parecía que todo era brumoso y anacarado en torno mío, con múltiples e indistintas presencias, entre las cuales, sin embargo, sólo se dibujaba con bastante nitidez, la figura de un joven cuyo cuello demasiado largo parecía anunciar ya por sí solo el carácter a la vez cobarde y protestó del personaje. La cinta de su sombrero había sido reemplazada por un cordón trenzado. Reñía luego con un individuo al que yo no veía; después, como presa del miedo, se metía en la oscuridad de un pasillo.
Otra parte del sueño me lo muestra caminando a pleno sol delante de la estación de Saint-Lazare. Está con un compañero que le dice: "Deberías hacerte añadir un botón en el abrigo.
En eso, me desperté."
Gustativo
"Aquel autobús tenía un sabor especial. Curioso, pero indiscutible. No todos los autobuses saben igual. Como suele decirse, pero así es. Basta con probarlo. Aquel -un S- para ser sincero, tenía un ligero sabor a cacao tostado, y no digo más. La plataforma tenía su aroma especial, a cacahuete no sólo tostado, sino, además, pisotado. A un metro setenta del suelo, una golosa, aunque allí no había ninguna, hubiese podido lamer una cosa un poco agria que era un cuello de hombre treintañero. Y veinte centímetros aún más arriba, se ofrecía un paladar refinado la exótica degustación de un galón trenzado con un ligero sabor a chocolate. A continuación degustamos el chiclé de la pelea, las castañas del cabreo, las uvas de la ira y los racimos de la amargura.
Dos horas más tarde se nos ofrecieron los postres: un botón de abrigo... una auténtica guinda..."
Vemos Melinda y Melinda: en la que se cuenta una misma historia siendo un drama, o como por el contrario, resulta una comedia muy agradable.
Es divertido poder vivir la vida así, destacando las cosas más bellas de la vida. Simplemente siendo felices e intentando hacerles la vida más agradable al resto de las personas que queremos.
Siempre he dicho que son los pequeños detalles los que nos hacen un día totalmente distinto de otro. No hay nada como pequeñas coincidencias que te hagan ver lo feliz que eres, lo bien que puede ir tu vida tras haber creído que naufragabas... Pero un día la vida te sonríe, y ¿por qué no? Yo también le sonrío.
Y siempre hay una canción de jazz que te revuelve el estómago cuando la escuchas, porque en un casual fin de semana, casualmente la has podido escuchar en las canciones que ponen en una sala de música antes de un concierto de Wagon Cookin', o que casualmente, al día siguiente la escuchas viendo una película de Woody Allen...
Sean esas coincidencias puro azar o destino, es imposible no sonreírle a mi noviembre dulce deseando que llegue nuestro diciembre pasional.
Duke Ellington & Louis Armstrong - "Don't get around much anymore"
Duke Ellington - "Take the A Train"